EUROPA
PRESS
11 marzo
2018
¿Qué
es la microbiota intestinal? Aprende a cuidarla
Si queremos mejorar nuestra salud
debemos trabajar y reforzar la calidad de nuestra microbiota
intestinal, el conjunto de microorganismos que habitan en nuestros intestinos. Se
calcula que suponen alrededor de dos kilos de nuestro peso y, que son
fundamentales, no sólo por sus funciones en el intestino, sino por todas las
labores que desarrollan en nuestro organismo.
Cada vez más personas sufren de obesidad, de diabetes, de cáncer,
de accidentes cardiovasculares, de enfermedades autoinmunitarias,
de ansiedad o de depresión, por ejemplo. Cada vez hay más personas desesperadas
por largas y pesadas digestiones, malviviendo con acidez, reflujo, hinchazón,
gases o estreñimiento, sin olvidar que cada vez es más frecuente encontrarnos a
niños con asma, alergias o dermatitis.
"Todas estas patologías tienen un nexo en común: la
alteración de la microbiota intestinal. Se sabe, por
ejemplo, que la microbiota está muy implicada en el
control del peso, en la prevención de enfermedades cardiovasculares, de la
diabetes o en el cáncer. Además, destaca por su implicación en el sistema
nervioso, ya que estos microorganismos son capaces de controlar nuestro
comportamiento", subraya en una entrevista con Infosalus
la dietista-nutricionista Lucía Redondo, coautora de la publicación
'Alimentación Prebiótica' (Plataforma Actual).
Para mejorar la microbiota, la
experta apuesta por una alimentación prebiótica, tema central de su libro.
"No se trata de una nueva dieta, ni de incorporar alimentos milagrosos,
nuestra propuesta se basa en alejarnos lo máximo posible de la amplia oferta de
productos comestibles que nos ofrece la industria y sustituirlos por alimentos
de verdad, tales como las hortalizas o la fruta, así como los tubérculos, el
pescado, los huevos, la carne o los frutos secos, por ejemplo", añade.
Según indica, se sabe que nuestra microbiota
se forja sobre todo en los primeros años de vida, incluso antes, durante la
etapa de la gestación, y en ella también influye el tipo de parto, si ha habido
o no lactancia materna, y cuáles fueron los primeros alimentos que se
ofrecieron al bebé.
"Ese ambiente materno infantil es clave para adquirir
una microbiota saludable. Una vez que somos mayores,
el factor clave que más influye en su composición, aparte de la ingesta de
fármacos, es la alimentación. De ahí que hablemos de alimentación prebiótica
como una estrategia para alimentarnos correctamente nosotros (nuestras
células), y ellos (nuestros microbios), pues son claves para mantener nuestra
salud", explica Redondo.
Así, señala que una microbiota
intestinal alterada puede provocar una sintomatología gastrointestinal
caracterizada por flatulencias o digestiones pesadas. "Una de las
funciones de la microbiota intestinal es mantener un
proceso digestivo correcto", indica.
La alimentación
prebiótica
Con todo ello, para mantener una microbiota
intestinal sana, la experta aboga por una alimentación prebiótica, lo que ella
califica de "una alimentación saludable para nuestras células y
microbios". El primer paso, a su juicio, estaría en suprimir de nuestra
dieta aquellos productos que más nos perjudican, es decir, los que alteran
nuestra microbiota, como por ejemplo: los productos ultraprocesados (llenos de azúcar, grasas de mala calidad,
o de aditivos sintéticos) o los aditivos, como el aspartamo
o la sacarina.
Después, Redondo sugiere rediseñar nuestro patrón de
alimentación y que éste se base en hortalizas, frutas y tubérculos. Una vez
establecido ese cambio de alimentación destaca los alimentos más adecuados para
mantener una microbiota intestinal adecuada:
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La manzana y la zanahoria (mejor cocinadas)
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La patata y el boniato cuando se cocinan y después se dejan
enfriar en el frigorífico, para así conseguir el 'almidón resistente', una
fibra que los microbios pueden fermentar y generar sustancias con efectos
anticancerígenos.
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Las alcachofas, las cebollas, los puerros y los espárragos
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Las semillas de lino y las semillas de chía
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La avena integral
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Los frutos rojos
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El chucrut
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La miel cruda
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También aconseja el uso de las especias, como el romero, el
tomillo o el orégano
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El consumo de cacao puro 100% (nada de chocolate con endulzantes)
Igualmente, la dietista-nutricionista recomienda añadir
huevo, pescado y carne de calidad, así como incluir en la dieta grasas de buena
calidad; presentes especialmente en los frutos secos, en el aceite de oliva
virgen y en el aguacate, "que han mostrado ser beneficiosos para la salud
y la de los microbios, al contrario de lo que durante mucho tiempo se ha
creído".